¿Es tóxico el flúor?

Internet está lleno de conspiraciones contra la humanidad, y todas ellas son tan tajantes que a veces no sabemos si creerlas o no. El flúor protagoniza una de ellas. Existe un “movimiento antiflúor” que lo rechaza como “milagro anticaries” y, en su lugar, alerta sobre sus presuntos efectos nefastos para la salud, causantes de enfermedades gastrointestinales, respiratorias, óseas, musculares, mentales, del sistema nervioso… Pero, ¿hay algo de cierto en todo esto? ¿Es tóxico el flúor?


El efecto tóxico o venenoso de los elementos orgánicos o inorgánicos depende de la dosis, es decir, de la cantidad que ingiramos. Las vitaminas, por ejemplo, cuyas bondades todos conocemos, pueden causar enfermedades si las tomamos en dosis elevadas. Con el flúor ocurre lo mismo, pero de manera mucho más acentuada ya que es uno de los pocos oligoelementos que presenta dosis de efectos beneficiosos y tóxicos muy cercanos: 

  • Si su consumo es excesivo y supera diariamente los 0,1 mg por kilo de peso corporal, se puede desarrollar fluorosis, que se manifiesta con la aparición de manchas en los dientes, aumento de la densidad ósea y alteraciones neurológicas en los casos más graves. Esta alteración se produce normalmente por la ingesta de agua con alta concentración de flúor.
  • Si su consumo es demasiado bajo influye de modo negativo tanto en la prevención de la caries como en el proceso de endurecimiento del hueso.

Por tanto, en el flúor, como en tantas otras cosas, los beneficios se encuentran en el término medio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dosis diaria recomendable es de 0,05 mg por kilo de peso. Pero, ¿dónde podemos encontrarlo? El agua y la sal fluoradas, el té, la gelatina y los pescados de mar (sardinas, salmón, marisco…) son alimentos que nos aportan flúor por vía sistémica. Sin embargo, la European Academy of Pediatric Dentistry (EAPD) afirma que el efecto anticaries del flúor se ejerce más por su acción tópica, es decir, a través de dentífricos, colutorios, barnices y geles, seda dental fluorada…

Una ingesta excesiva de flúor en las etapas de formación del diente puede ocasionar un esmalte más frágil, poroso y con manchas. Por ello, aunque la fluorosis dental es muy infrecuente, en Europa está prohibida la comercialización de dentífricos con más de 1.500 ppm de flúor. No obstante, es importante que los padres comprueben la cantidad empleada en la pasta que utilizan los niños, especialmente durante los primeros tres años, cuando se encuentran en la etapa de formación de los dientes definitivos y, además, aún no han adquirido la destreza para escupirla.

En definitiva, en la odontología actual no se puede hablar de prevención de caries sin hablar del flúor. Es un mineral esencial para la vida y, en particular, para la salud dental y ósea. Sin embargo, debemos ser cautos con la dosis que recibe nuestro organismo, ofreciéndole lo suficiente, pero nunca demasiado. Puesto que las recomendaciones específicas dependen de la edad y del sexo, es aconsejable consultar con el dentista la mejor cantidad para cada caso. No uses ningún suplemento de flúor sistémico sin consultarlo previamente con él. 

|Fotografía original: Brian J. Matis|

 

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Escrito por Bucca sana

Bucca sana

‘Bucca Sana in Corpore Sano’ es el deseo de acercar la salud bucodental a todos; un compromiso de Clínica Enrile por difundir los beneficios que están detrás de una boca sana.