¿Los implantes dentales son más resistentes que mis dientes naturales?

Son de titanio, tan sofisticados y resistentes que pensamos que son irrompibles. Los implantes dentales han avanzado tanto en los últimos años que prácticamente no podemos diferenciarlos de los dientes naturales e incluso en algunos casos lucen mejor. Esto, unido a su inmunidad frente a enfermedades que afectan a los dientes –como la caries o las infecciones del nervio–, nos ha hecho creer que son un tratamiento milagroso. Pero no lo son. Los implantes dentales tienen un punto débil…

Después de más de 50 años colocando implantes de titanio hemos descubierto su talón de Aquiles: la encía que los rodea. El titanio ha hecho posible lo que llamamos osteintegración, es decir, que el implante se integre con el hueso de nuestros maxilares, permitiéndole asumir completamente las funciones masticatorias del diente al que sustituye. Sin embargo, la encía que hay a su alrededor no es capaz de detener a las bacterias que tenemos en la boca. Es decir, al ponernos un implante dental estamos abriendo una puerta al interior de nuestro cuerpo que debe ser vigilada regularmente por el dentista y limpiada cuidadosamente por el paciente.

Por tanto, los implantes dentales necesitan, como mínimo, los mismos cuidados que los dientes naturales: visitas regulares a nuestro dentista y una buena higiene bucodental en casa. Si ignoramos estos requisitos, posiblemente terminemos enfrentándonos a las denominadas enfermedades periimplantarias, que en primer lugar se manifestarán como una inflamación de la encía alrededor del implante (mucositis). Si no atendemos a esta primera señal de aviso, afectarán al hueso (periimplantitis), destruyéndolo y ocasionándonos molestias, secuelas estéticas y, en última instancia, la pérdida del propio implante.

En definitiva, los implantes dentales se asemejan mucho a los dientes naturales en funcionalidad y estética, incluso a veces los superan, pero no son milagrosos en sí mismos. Para que lo sean, debemos poner de nuestra parte. Lo realmente importante no es el qué –implante o diente–, sino cómo de bien cuidemos de él para que nos dure toda la vida.

|Fotografía: Vox Efx|

 

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Escrito por Prof. Dr. Pedro J. Buitrago

Prof. Dr. Pedro J. Buitrago

Prof. Dr. Pedro J. Buitrago
Doctor en Medicina y Cirugía.
Especialista en Estomatología
Máster en Periodoncia
Clínica Buitrago

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