El cepillado perfecto
Cepillarse los dientes es un acto tan rutinario que damos por hecho que todos sabemos hacerlo correctamente, pero desgraciadamente no es así. Cometemos más errores de los que creemos y, como consecuencia, la salud de nuestra boca se resiente. ¿Debemos mojar el cepillo con agua? ¿Es necesario usar dentífrico? ¿Debemos enjugarnos la boca al terminar? Para derribar los falsos –y a veces muy extendidos– mitos que rodean la higiene bucodental, os detallamos los cuatro pasos necesarios para un cepillado perfecto.

Aunque el cepillado de dientes ideal varía en función de las características y necesidades de cada persona, sí podemos ofrecer unas indicaciones generales. Antes de enumerarlas, debemos tener claro un principio que aplicamos en muchos ámbitos de nuestra vida: Más vale maña que fuerza. Es decir, no por cepillarnos más veces o por apretar más el cepillo de dientes vamos a tener una boca más sana, de hecho, como ahora veremos, podría ser incluso contraproducente. Lo fundamental es tener una buena técnica cepillado. Si la tenemos, nos bastará con cepillarnos los dientes dos veces al día (por la mañana y antes de acostarnos) durante al menos un par de minutos.

Los 4 pasos necesarios para un cepillado perfecto son: 

  1. Enjuágate la boca con agua antes de comenzar
    Eliminarás los grandes restos de comida y neutralizarás la acidez de algunos alimentos (vinagre, refrescos, zumo de naranja…) que podrían debilitar tu esmalte y hacerlo muy vulnerable al cepillado. 
  2. Cepilla tus dientes en seco o con un dentífrico
    Lo que realmente limpia nuestra boca es el cepillo, en seco, que actúa como una escoba para eliminar las bacterias. La pasta de dientes no es necesaria, es tan sólo un complemento que puede aportarnos beneficios adicionales. El Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España recomienda seguir esta técnica de cepillado:

    Como norma general, intenta crear en tu cabeza una secuencia para no dejar ninguna zona por cepillar o no centrarte siempre en la misma. Recuerda, además, que no es necesario apretar el cepillo ni ser muy enérgico ya que nuestras encías podrían retraerse como consecuencia de un cepillado agresivo. Es fundamental que no olvides cepillarte la lengua, de dentro hacia fuera, ya que es la parte de la boca donde se acumulan más bacterias, y si no la limpiamos correctamente nuestro cepillado no habrá servido de nada.

    Si optas por utilizar pasta de dientes tendrás beneficios añadidos para tu higiene dental ya que, aparte de agentes espumantes (por ejemplo, lauril sulfato), incluye productos con algún beneficio extra para la limpieza: el flúor hace nuestros dientes más resistentes frente a la caries; la clorhexidina es el mejor antiséptico bucal para controlar el biofilm bacteriano; el cloruro de estroncio evita la sensibilidad dental; el aloe vera parece tener (no existen evidencias científicas) algún poder antiinflamatorio… Tanto si usas dentífrico como si no, nunca mojes el cepillo con agua ya que harás que las cerdas pierdan su eficacia (¿o acaso mojarías una escoba antes de barrer?). 

  3. Usa el hilo dental o cepillo interdental
    Tras un buen cepillado, dejamos sin limpiar el 40 % de la superficie de nuestros dientes. Para conseguir una higiene óptima es necesario limpiar estos espacios con seda o hilo dental o con cepillos interdentales (cuando el espacio entre dientes es mayor). Los dentistas recomendamos realizar al menos una higiene interdental al día, antes o después del cepillado, ya que ayuda a remover la placa y los residuos que se adhieren entre los dientes, así como la placa subgingival, puesto que el hilo puede –y debe– introducirse un par de milímetros por debajo de la encía. 
  4. No te enjuagues la boca con agua tras el cepillado
    Si usas pasta de dientes, debes dejarla actuar durante al menos media hora para que sus beneficios surtan efecto, algo que será imposible si nos enjuagamos la boca inmediatamente después del cepillado. Si hacemos esto, ocurriría lo mismo que si nos lavásemos las manos justo después de habernos aplicado en ellas crema hidratante, es decir, estaríamos tirando por el desagüe sus propiedades. Después del cepillado debemos escupir la pasta de dientes, pero no enjuagarnos la boca con agua (sí podemos hacerlo con colutorio). Si te preocupa que puedan quedar restos de dentífrico en ella, recuerda que debes utilizar muy poca cantidad –el tamaño de un guisante–.

Estos son los pasos básicos para un cepillado perfecto. Como habrás comprobado, el cepillo y la limpieza interproximal son estrictamente necesarios, mientras que el dentífrico y el colutorio son complementarios. Si te has quedado con ganas de más y quieres perfeccionar aún más tu cepillado, te recomendamos echar un vistazo a los cinco errores más comunes que cometemos al cepillarnos los dientes.

|Fotografía: Jiuck|

 

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Escrito por Dr. Francisco Enrile

Dr. Francisco Enrile

Dr. Francisco J. Enrile de Rojas
Doctor en Medicina y Cirugía.
Médico especialista en Estomatología
Posgrado universitario en Periodoncia e Implantología
Clínica Enrile

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