Blancorexia: obsesión por los dientes blancos
No todo vale para lucir una sonrisa radiante. Algunas personas, deslumbradas por la imagen que proyectan la publicidad y el cine, con sonrisas de ensueño, terminan desarrollando una patología psicológica llamada blancorexia, que no es más que la obsesión por tener los dientes blancos. ¿En qué consiste exactamente esta obsesión y qué problemas puede provocar en nuestros dientes?

Disfrutar de una sonrisa atractiva y armoniosa, con dientes blancos, es perfectamente aceptable y deseable, pero llevar este deseo hasta el extremo puede resultar peligroso. Las personas con blancorexia exigen a sus dentistas continuas sesiones de blanqueamiento dental y, en algunos casos, cuando el profesional se niega a realizarlas por seguridad sanitaria, recurren a ciertos productos blanqueantes que se aplican sin ningún control.

La búsqueda excesiva de unos dientes blancos sin la supervisión de un odontólogo puede traer consigo algunos efectos secundarios indeseados, como grietas en los dientes, hipersensibilidad dental e inflamación crónica de la pulpa dentaria (pulpitis), lo que en último término podría requerir una endodoncia –con la correspondiente pérdida del nervio– o la extracción de la pieza dental. 

¿Qué debo tener en cuenta para no caer en la blancorexia?
Hay una serie de recomendaciones que debes tener en cuenta para evitar obsesionarte con unos dientes excesivamente blancos:

    • No es oro todo lo que reluce. Por lo general, los dientes radiantes que vemos en las revistas, películas o anuncios de televisión son irreales. Se trata de imágenes digitalmente retocadas que en muchas ocasiones representan una imagen idílica, no la realidad. Por otra parte, muchos de los famosos que vemos en los medios de comunicación luciendo dientes excesivamente blancos no sólo los han logrado con un blanqueamiento, sino que han recurrido a otros tratamientos, como el pulido dental –para eliminar manchas– o las carillas.
    • No existe el blanco nuclear. Los dientes naturales no son blancos, sino de diversas tonalidades más cercanas al amarillo. Que sean más o menos blancos depende de varios factores, como la raza, la genética, la alimentación, la edad y determinados hábitos. Dependiendo del color de nuestro esmalte y de sus características, podremos lograr unos tonos más o menos blancos a través del blanqueamiento dental.
    • Evita que tus dientes amarilleen. El tabaco es una de las causas principales del oscurecimiento de los dientes. Bebidas y alimentos como el café, el vino, el té o la remolacha también manchan la superficie dental con el paso del tiempo. Si no abusamos de ellos y mantenemos una buena higiene bucodental, podremos prolongar los tonos claros en nuestros dientes.
    • Opta siempre por un blanqueamiento profesional. Descarta las recetas de la abuela y los mejunjes experimentales que encontrarás en Internet. Los tratamientos blanqueantes no son inocuos y si no se realizan por especialistas pueden acarrear consecuencias para los pacientes. Los métodos más utilizados están basados en los peróxidos de hidrógeno o carbamida, cuyo uso en cantidades efectivas está reservado sólo a odontólogos. 

Recuerda que unos dientes amarillos son igual de sanos que unos blancos, aunque menos estéticos. Si quieres lucir una sonrisa radiante, no te obsesiones, no caigas en la blancorexia y opta por un tratamiento profesional sin riesgos.

|Fotografía: Lotus Carroll|

 

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Escrito por Dr. Francisco Enrile

Dr. Francisco Enrile

Dr. Francisco J. Enrile de Rojas
Doctor en Medicina y Cirugía.
Médico especialista en Estomatología
Posgrado universitario en Periodoncia e Implantología
Clínica Enrile

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